La piel es un órgano vivo que experimenta cambios significativos durante la vida de una persona. Desde la delicada piel de un bebé recién nacido hasta las arrugas de la vejez, pasando por la adolescencia, cuando algunas personas son propensas al acné. Cada etapa tiene sus propias exigencias, y el cuidado de la piel debe reflejar estas necesidades cambiantes. La elección de los productos apropiados para limpiar, proteger, nutrir y reparar la piel en cada una de estas etapas contribuirá a mantenerla sana y asegurará que la piel se vea y se sienta lo más natural, independientemente de la edad.
Edades y etapas diferentes
Piel del bebé
El espesor de la piel del bebé es de sólo una quinta parte del espesor de la piel del adulto. Aunque tiene el mismo número de capas, cada capa es considerablemente más delgada, lo que hace que su piel sea especialmente delicada y sensible.
La capa más externa de la epidermis (la capa córnea) es particularmente delgada y las células están menos compactadas que en la piel del adulto. Las glándulas sudoríparas y sebáceas también son menos activas, por lo que la película hidrolipídica y el manto ácido protector son todavía relativamente débiles. Esto significa que la función de barrera está deteriorada y que la piel del bebé es:
- Menos resistente,
- Especialmente sensible a agentes químicos, físicos y microbiológicos,
- Propensa a la resequedad,
- Más sensible a los rayos UV.
La sensibilidad a la radiación UV se incrementa aún más por el hecho de que los bebés también tienen una baja pigmentación de la piel. Aunque los melanocitos (las células responsables de la producción de melanina) están presentes, son menos activos, por lo que los bebés deben mantenerse protegidos del sol.
Los bebés también tienen una mayor dificultad para regular su temperatura corporal que los adultos. Esto se debe a que:
- el área de la superficie de su cuerpo es relativamente grande,
- sus glándulas sudoríparas son menos activas,
- su circulación cutánea es bastante lenta para adaptarse.
Es importante que los adultos estén conscientes de esto para monitorear y controlar la temperatura de su entorno.
Lea más acerca de la piel del bebé, las condiciones a las que es propensa, y cómo cuidarla en piel de los niños.
Piel de los niños
A los 4 años de edad, de la piel y sus anexos (tales como el cabello, las uñas y las glándulas) están un poco más maduros. No obstante, la piel de los niños todavía es más delgada y tiene menos pigmentación que la piel del adulto. Como estos mecanismos de autoprotección están menos desarrollados, la piel joven es particularmente sensible a la radiación UV. Lea más acerca de la piel de los niños y cómo cuidarla.
A los 12 años de edad, la estructura y función de la piel del niño corresponden a las del adulto.
Adolescencia
Los cambios hormonales de la pubertad pueden tener efectos dramáticos en la piel, especialmente en la cara, los hombros, el pecho y la espalda. El incremento de la producción de sebo y la alteración del desprendimiento de los corneocitos pueden dar lugar a que la piel llegue a ser grasa y propensa al acné. Generalmente esto desaparece a medida que el adolescente madura, aunque en algunos casos, especialmente en las mujeres, el acné puede persistir hasta la edad mediana y más allá.
Finales de la década de los 20
Aunque la genética, el estilo de vida y el medio ambiente determinarán la etapa en la cual la epidermis y la dermis comienzan a adelgazarse, alrededor de los 25 años de edad pueden aparecer los primeros signos de envejecimiento, habitualmente en forma de finas líneas.
Cuando la piel comienza a adelgazarse, su función de barrera y su protección natural frente a los rayos UV también se reducen gradualmente.Durante la década de los 30
- La función de barrera de la piel se debilita cada vez más.
- Los procesos metabólicos de las células comienzan a disminuir.
- La pérdida de humedad de la piel aumenta.
- Se reduce la elasticidad de la piel.
Durante la década de los 40 hasta finales de la década de los 50
Durante las siguientes décadas la estructura de la piel cambia gradualmente:
Epidermis:
Se pierde la disposición ordenada de las capas individuales de la epidermis. Se forman menos células, las células existentes se encogen y las capas superiores de la piel se vuelven más delgadas. Esto puede dar lugar a:
• Un aumento de la aspereza y la sequedad.
• Zonas de hiperpigmentación (conocidas como manchas causadas por la edad).
• Deterioro de la cicatrización de heridas e incremento del riesgo de infección cutánea.
Dermis: Los tejidos conectivos en la capa media de la piel pierden su estructura fibrosa y su capacidad para fijar agua, y las fibras elásticas se degeneran, lo que resulta en una pérdida de resistencia y elasticidad, y la aparición de arrugas
También se observa una disminución gradual del desarrollo de los vasos sanguíneos de la dermis. La dermis proporciona nutrientes a la epidermis, de manera que si no tienen una nutrición adecuada, ambas capas y las conexiones entre ellas se vuelven más delgadas y más planas, lo que resulta en una pérdida de la densidad y de la firmeza de la piel, común en las mujeres postmenopáusicas. La reducción del flujo sanguíneo también causa una pérdida de luminosidad. La piel puede parecer más apagada y pueden observarse algunos capilares rotos.
Hipodermis: La capa más profunda de tejido graso se reduce gradualmente, resultando en una pérdida de volumen y una pérdida de densidad.
La energía de la piel también se reduce y la piel se vuelve menos elástica a la presión.
Durante las décadas de los 60 y 70
- La capacidad natural de la piel para producir lípidos disminuye, con el resultado de sequedad, deshidratación y más arrugas.
- La regeneración de la piel es más lenta y la piel cada vez se vuelve más delgada, con el resultado de una pérdida de volumen y una pérdida de densidad. También se deteriora la cicatrización de las heridas.
- Aumenta la sensibilidad a los rayos UV y la piel es propensa a la hiperpigmentación (por ejemplo, manchas causadas por la edad).
Desde finales de la década de los 70 en adelante, la función inmunitaria de la piel se reduce, haciendo que sea más vulnerable a la infección.
Lea más acerca de la estructura de la piel en estructura y función de la piel. Lea más acerca del proceso de envejecimiento, cómo cuidar de la piel y retrasar los signos del envejecimiento general de la piel.
La piel masculina y femenina envejece de manera diferente. Para aprender más lea las diferencias entre la piel masculina y la piel femenina.
¿Qué causa el envejecimiento de la piel?
El envejecimiento de la piel es causado por una combinación de diferentes factores, tanto internos como externos. El conocimiento del modo en que los factores internos y externos afectan a la estructura y función de la piel puede ayudar a elegir de manera informada el cuidado de la piel más adecuado.
Factores internos
Nuestra edad biológica determina los cambios estructurales en la piel, algunos de los cuales son inevitables e ineludibles:
- Un suministro de sangre más deficiente significa que menos oxígeno y menos nutrientes llegan a la superficie de la piel, lo que resulta en una pérdida de luminosidad.
- La menor actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas da lugar a un debilitamiento de la película hidrolipídica, con el resultado de una piel seca. Lea más en sequedad inducida por la edad.
- La reducción de la producción de estrógenos después de la menopausia, en combinación con la disminución de la regeneración celular, afecta a la estructura de la piel del rostro femenino.
La genética también juega un papel clave en el modo en que la piel envejece. Nuestro origen étnico, el género y el tipo de piel con los que nacemos marcan una diferencia en la rapidez con que los signos de envejecimiento aparecen en la superficie de la piel.
Factores externos
No obstante, la buena noticia es que más del 80% del envejecimiento de la piel es causado por factores externos sobre los cuales es posible influir:
- Factores ambientales: exposición a los rayos UV, cambios climáticos y contaminación atmosférica.
- Factores de estilo de vida: tabaquismo, alcohol, nutrición, estrés y falta de cuidado apropiado de la piel.
La investigación ha demostrado que las zonas de la piel que no se exponen al sol mantienen su tono, elasticidad y capacidad de regeneración hasta una edad avanzada. La exposición a los rayos UV es lo que causa que la piel envejezca prematuramente. Esto significa que la disminución de la exposición al sol y el uso de protección solar probada y eficaz, es un paso vital que podemos adoptar para retrasar los signos de envejecimiento prematuro. Lea más en sol.
La limpieza diaria y el cuidado de la piel con productos formulados para satisfacer las necesidades particulares del tipo, condición y edad de la piel pueden contribuir a mantener la piel sana y a retrasar los signos de envejecimiento prematuro. Lea más en una rutina diaria del cuidado de la piel de la cara.